TransBrothers Team

Aranjuez es todo un referente en el mundo del running madrileño. En mi corta experiencia como corredor, han sido muchas las ocasiones en que había oído hablar maravillas de esta carrera (y de la ciudad): carrera homologada por la RFEA, excelente trato al popular y circuito de 10km. precioso y prácticamente llano (bastante inusual por estas latitudes). Además, discurría por los famosos jardines de Aranjuez. Era claro que no podía faltar a la cita. 

El domingo 19, tras la recogida del dorsal y el chip, y tras ver alguna prueba infantil, nos colocamos en la salida, distribuida por cajones. El objetivo (más bien, el deseo) era poder acabar el año con un sub45': no había otra oportunidad mejor aunque, siendo realistas, era improbable. La semana pasada hice MMP en la I Carrera del Corazón (Casa de Campo) con unos dignos 46'21", y si bien estaba rebosante de confianza, en esta ocasión sabía que sería complicado cruzar la meta en tan "poco" tiempo.

La mañana amaneció lluviosa y con temperaturas cercanas a los 0º, pero al estar prevista la salida a las 12.00, se consiguieron unas condiciones climatológicas idóneas. La salida, puntual, tuvo lugar en una amplia avenida. Ello permitió, junto a la organización de cajones, que se pudiera correr cómodamente desde el principio. A mi lado iba un amigo, natural de la ciudad, por lo que me pudo ir dando todas las indicaciones sobre el recorrido. Mis primeros 5km. los hice por debajo de 4'30"/km, un tiempo que me daba algo de margen para poder lograr el ansiado sub45'. Reservé algo de fuerzas para el final, pues nunca había corrido a ese ritmo en carreras de 10km y temía que me pasara factura.

No obstante, el ánimo de los arancetanos me dieron ese puntito extra necesario para aguantar hasta el kilómetro final. Los gritos y los aplausos de los espectadores son siempre bienvenidos y, en pleno éxtasis, me dediqué a alentar a todo aquel que se había acercado a ver la carrera para que nos animara. En la única pequeña cuesta de toda la carrera, en el km. 8, apreté intentando que no se me hiciera más larga y así poder ir a por marca. 

Una vez pasado lo peor, con poco más de un kilómetro por delante, y a pesar de estar mucho más cansado que en otras carreras (sin duda debido al alto ritmo que imprimimos desde el inicio), apreté sin mirar siquiera el reloj. A falta de 500m, al borde de la pájara y con el flato avisando, di todo lo poco que tenía dentro y me vacié por completo, sprintando ya en los últimos 200m y acabando a ritmo de 3'23"/km. Cruzo la meta, miro el reloj y... 43'56"!!! Sin lugar a dudas, mi MMP de largo. Realmente lo había dado todo y conseguí una recompensa mayor a la esperada. Además, mi amigo entró seguidamente, por lo que ambos conseguimos el objetivo deseado. 

Una mañana redonda, en una ciudad muy bonita y en una carrera altamente recomendable para cualquiera que pueda acercarse. Ya se ha convertido en una fija en mi calendario. El año que viene, a bajar de 42', ¿no?

Alberto.